Sr. Director: La lentitud de los organismos públicos que intervienen en el desarrollo de proyectos inmobiliarios, ha llegado a niveles escandalosos. Me refiero a los abusivos plazos que reparticiones ministeriales y Direcciones de Obras responden ante requerimientos de privados.
Meses de espera para recibir respuestas a consultas ante organismos ministeriales. Años tramitándose anteproyectos, permisos y recepciones definitivas ante Direcciones de Obras.
Pocos municipios actúan diligentemente en su obligación de revisar solicitudes de particulares. Las excusas son inverosímiles; déficit de personal, demora por “efectos de la pandemia”, sobrecarga de trabajo, en fin. Ninguna de ellas parece admisible.
Tanta demora pareciera que busca provocar a la contraparte y llevarla al fastidio.
Si bien la Ley establece plazos para pronunciamientos administrativos, pocos actores privados están dispuestos a acusar ante superiores jerárquicos a sus responsables. Temen represalias posteriores por parte de quienes serán sus revisores durante una obra. Prefieren esperar estoicamente antes que transformarse en enemigos de burócratas locales.
En este clima de desconfianzas y dilataciones, será difícil que inversionistas sigan depositando capitales en el mercado inmobiliario. Y así se irá reduciendo la oferta de viviendas en nuestras ciudades.
Durante bastante tiempo he querido denunciar este abuso de poder que ejercen organismos públicos sobre los desarrolladores inmobiliarios. Muchos me han aconsejado no exponerlo para no ganarme enemigos “al otro lado del mesón”, pero creo que ya es suficiente. Toda demora redunda en mayores costos financieros para edificar una vivienda.
Toda exigencia adicional recarga el costo de una vivienda. Nada en los actos administrativos de una autoridad local es inocuo para los proyectos. Esta desaprensión frente a los proyectos sólo aumenta la escasez de oferta de viviendas, haciendo cada vez más inaccesible la vivienda a miles de chilenos.
Rodrigo Aravena A. Arquitecto Director AGS Visión Inmobiliaria
Fuente El Mercurio
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