Por Rodrigo Aravena, Director Comercial de AGS Visión Inmobiliaria
Es parte de querer mejoras cuestionarse sobre cuál es el aporte en el quehacer dentro de la discusión urbana e inmobiliaria actual. Y es a través de la investigación y análisis permanente, que se puede aportar a ante los desafíos públicos de cara a un mayor y mejor desarrollo urbano.
Desde la necesidad de generar datos periódicos que aporten de manera consistente la toma de decisiones y la comprensión de la atomizada planificación urbana de nuestro Gran Santiago, se llegó a un dato lamentable: Vivimos en una ciudad que crece en su forma urbana de acuerdo a lo que dictan 34 Planes Reguladores Comunales, muy distantes en ingreso comunal y capacidades profesionales.
Así, cada alcalde diseña su comuna según presiones e intereses locales. La ausencia de una gobernanza metropolitana que ordene el crecimiento del Gran Santiago sigue ausente y nos fuerza a desarrollar una mirada transversal y permanente, de este mosaico de normas guiadas más por mezquindades locales que desafíos metropolitanos.
Esta información dispersa hace prácticamente imposible seguir la pista del desarrollo inmobiliario, en base a indicadores normativos de una ciudad global, ya que finalmente las decisiones se guían con tendencia; por ejemplo, si me fue bien con un edificio por barrios que se ponen de moda muchas veces. Es muy poco probable que se decidan nuevas inversiones tomando en cuenta los treinta y cuatro indicadores de planificación urbana.
El oportuno análisis de la planificación y del mercado inmobiliario de estas 34 comunas, nos permite ser capaces de vislumbrar oportunidades de desarrollo urbano e inmobiliario. Y esta información estratégica, será un gran aporte: la identificación de oportunidades, amenazas, llenos y vacíos de la planificación y el mercado. A esto se le ha llamado “Barómetro inmobiliario”.
Ser testigos de cómo ciertos barrios han cambiado radicalmente, pudiendo observar con pesar, que tal fenómeno de hiperdensificación en Estación Central se daría tarde o temprano, es parte de lo que refuerza la capacidad de ser un agente con la responsabilidad de empujar los cambios. Así, destacar los procesos de regeneración virtuosa de barrios que a partir de adecuadas normas de densificación, han visto proliferar edificios que los han devuelto al mapa de la ciudad, que son absolutamente replicables.
Hoy, a la luz de un mercado inmobiliario en ralentización y con un panorama incierto en materia de repunte económico, con mayor ahínco se posicionan las herramienta de análisis de planificación urbana que permitirán aportar con señales al mercado, permitiendo la toma de decisiones más sensata y centrada en el desarrollo inmobiliario de largo plazo. El “barómetro normativo de Santiago” es un indicador que nos dará pautas, noticias, datos y esperamos, y será disponibilizado para contribuir a orientar el desarrollo inmobiliario de nuestra querida ciudad.
Columna publicada en Diario El Inmobiliario
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